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DOMINIO DE LA ÉLITE IMPIDE A CHILE AVANZAR HACIA SOCIEDAD MÁS INCLUSIVA – BUSINESS NEWS AMERICAS

En una reciente visita a Santiago de Chile, James Robinson, profesor de la Universidad de Harvard y coautor del libro “¿Por qué fracasan las naciones?”, abordó el caso chileno, que denominó como un Estado del tipo Catch-22.

El libro escrito por Daron Acemoglu y Robinson investiga los acontecimientos económicos comparativos de todo el mundo y analiza las razones de la divergencia en las fortunas políticas y económicas de América, entre otras regiones.

Si bien Chile ha sido a menudo elogiado por la estabilidad de sus instituciones políticas y económicas, Robinson encuentra fallas en la actual estructura de la economía por su falta de instituciones inclusivas y considera que aunque el país aspire a ser como Australia o Nueva Zelanda, que también se han estructurado en torno a las exportaciones de recursos naturales, es poco probable que tenga éxito.

“Dudo que esto sea posible sin instituciones que avancen en una dirección más inclusiva, lo que implica cambiar la influencia de las redes sociales de la élite y las instituciones informales en la política y la sociedad chilena”, dijo.

En su presentación, Robinson argumentó que una población centrada en una pequeña parte del país fue una razón importante de por qué Chile logró construir un Estado central cuando la mayoría de los otros países de Latinoamérica no pudieron.

“Sin embargo, esta concentración dio lugar a élites políticas y económicas que se insertaron en estrechas redes sociales creando un mayor consenso sobre la construcción de las instituciones del Estado”, sostuvo.

“Precisamente, las circunstancias que permitieron la formación del Estado precoz en Chile y que lo hicieron avanzar en una dimensión de instituciones políticas inclusivas crearon un pluralismo de tipo Catch-22, donde no podía avanzar en la otra dimensión”, agregó.

Robinson apunta a los conflictos de las décadas de los sesenta y setenta, que eliminaron algunos elementos importantes de las instituciones extractivas en Chile pero que no cambiaron la estructura oligárquica subyacente de la sociedad. En algunas dimensiones esto parece haber empeorado.

Entre el 2008 y 2010, en el primer Gabinete del presidente Sebastián Piñera, el 86% de los ministros asistió a escuelas privadas, y de estos más de la mitad provenía de solo cuatro establecimientos.

De los gerentes generales de las 100 principales empresas chilenas por capitalización de mercado, el 86% asistió a escuelas privadas, de los cuales la mitad procedía de solo cuatro instituciones.

“Para que Chile avance en una dirección más inclusiva se debe cambiar la influencia de las redes sociales de la élite y las instituciones informales en la política y la sociedad chilena”, declaró Robinson.

Otra forma de verlo es enmarcando la discusión en torno a la idea económica de la destrucción creativa expuesta por el economista austríaco Joseph Schumpeter, a la que se refirió como el hecho esencial sobre el capitalismo.

Según Robinson, “el miedo a la destrucción creativa es a menudo la causa de la oposición a las instituciones económicas y políticas inclusivas”.

Tratar de pensar en algún ejemplo de esta teoría que sea específico de la economía chilena resultó ser demasiado difícil para nosotros en BNamericas. Los lectores podrían querer iluminarnos, pero sin duda parece que la cómoda existencia de oligopolios dirigidos por la élite a través de diversos sectores de la economía chilena está impidiendo que el sistema capitalista del país se vuelva más inclusivo y que alcance todo su potencial.

La segunda parte de este artículo, que apunta a la discusión de estas ideas en una reciente conferencia organizada por la firma local de asesoría en inversiones PICTON en Santiago, está disponible aquí en la Parte II.